Laberintos de palabras
llegan sobre alguna noche,
sobre alegrías de tierno reproche
y colgando versos a poesías.
La brisa pasa por invisibles monumentos,
recitando los renglones de sufrimiento.
Yo no canto la vida ante tormento,
sólo la frágil tentación de sentimientos.
Y marchito se escucha el silencio,
ante el suspiro de un evocador estruendo.
La paz vuelve a olvidar el recuerdo
mientras el agua llueve en incendio.
Perdido me encuentro en este laberinto,
pero de mis alas no sale lamento.
Y seguiré siempre cubierto
de las rimas de mi talento.
Puede que suspire y me ahogue de emociones,
pero es ese aire que de devociones
no cierra a vacío mi vida,
sino que la suspira hasta una estrella perdida.
Palabras de laberintos,
laberintos olvidados…
llegan sobre alguna noche,
sobre alegrías de tierno reproche
y colgando versos a poesías.
La brisa pasa por invisibles monumentos,
recitando los renglones de sufrimiento.
Yo no canto la vida ante tormento,
sólo la frágil tentación de sentimientos.
Y marchito se escucha el silencio,
ante el suspiro de un evocador estruendo.
La paz vuelve a olvidar el recuerdo
mientras el agua llueve en incendio.
Perdido me encuentro en este laberinto,
pero de mis alas no sale lamento.
Y seguiré siempre cubierto
de las rimas de mi talento.
Puede que suspire y me ahogue de emociones,
pero es ese aire que de devociones
no cierra a vacío mi vida,
sino que la suspira hasta una estrella perdida.
Palabras de laberintos,
laberintos olvidados…
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