Alegorías diarias
se escuchan a estruendo,
perdiendo aforismos en palabras
que acuden greguerías subiendo
al lado de amuletos.
Escuchen la orilla del universo,
porque la luz casi no se asoma,
hacia ese suave e inmenso
perfume de tímido aroma
cuando siempre caminamos solos.
Son los días a recuerdo
que me llevan al consuelo,
para tomar cerca del suelo
la soledad de tu lejano anhelo;
sabes que nunca tendrás el amparo de mi olvido.
Alegorías diarias
se escuchan a estruendo,
perdiendo aforismos en palabras,
en palabras de alaridos;
secas y muertas a la vida.
se escuchan a estruendo,
perdiendo aforismos en palabras
que acuden greguerías subiendo
al lado de amuletos.
Escuchen la orilla del universo,
porque la luz casi no se asoma,
hacia ese suave e inmenso
perfume de tímido aroma
cuando siempre caminamos solos.
Son los días a recuerdo
que me llevan al consuelo,
para tomar cerca del suelo
la soledad de tu lejano anhelo;
sabes que nunca tendrás el amparo de mi olvido.
Alegorías diarias
se escuchan a estruendo,
perdiendo aforismos en palabras,
en palabras de alaridos;
secas y muertas a la vida.
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