24 abr 2012
Hedor
La ciudad huele a mierda
pero aún hay estrellas
y luna, nubes y cometas.
Quizá también todo eso
huela a mierda;
después de todo ha
pasado mucho tiempo;
tanto para que la ciudad
huela a mierda,
cansada de sí,
fuera de sí,
carcomida de sí,
vomita políticos
y ciclistas;
luego se queda quieta
esperando a encontrarse
en otro año y recordar
de donde salió
tanta mierda.
La ciudad huele a mierda,
las putas rehúyen
y se irán al campo
a instruirse como
hechiceras,
los poetas se irán
a labrar la tierra
y dejaran las pendejadas
y el lugar de donde
piensan que deben estar;
las abuelas se pondrán
tristes a tejer estrellas
sobre el polizón de sus medias.
Yo me iré a la ciudad,
con mis manos a untar mierda
sobre pendejadas de un lugar
que no existe.
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