Me gustan los días nublados,
lucen tan frágiles,
levitan magos entre las nubes:
observan y dictan.
Me gustan los días nublados,
si la tarde es un espejo
la mañana sería la dimensión:
portal donde los sueños adquieren
precipitación, lúdicos,
jamás volverá a despertar la
conciencia en ese reflejo.
Me gustan los días nublados,
su piel, título y esmalte vago
donde mis pies se mueven pesados.
Los días nublados,
frágiles, pero no fríos,
telúricos pero sin centro:
estelares.
En ellos el grito
y el azar se mueven,
sin nosotros,
tersos, nublados.
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