Labrar hondo,
labrar la piedra
y el respiro;
mi estómago es una cazuela
donde hechicería y sortilegio
se unen para inflar intestino:
serpiente en fuga.
Labrar hondo,
con brillo,
labrar la escalera
y la cama y un anillo.
Labrar la piel,
ungüento con sal,
piel de dragón terso,
suave, erótico.
Los labios
son dos cascos
donde el agua y fuego
se unen para hacer una burbuja,
arena y martillo.
Labrar hondo,
bajo el casco de estrellas,
el mundo es una sonaja
que jamás suena.
Labrar hondo,
sin esperanza.
Labrar hondo
hasta la fe,
y quizá, saber
que jamás se existe,
sólo se muere.
Labrar hondo,
hasta la vida
en un café y pedir un té.
Labrar hondo,
por lo hondo que sea el mar,
por lo hondo que sean unos ojos,
labrar hasta la palabra cuando
se exprese honda, hasta la lengua,
y te diga que labraré hondo
hasta tu cuerpo.
Labrar hondo,
labrar en mudo mundo.
Labrar hondo
hasta mis huesos
de papel.
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