Esta noche habría de bailar,
no olvidarla; pues ha sido de las peores.
Habría que celebrar con vómito y languidez,
pues las horas se hicieron de espera
y a la espera terminó.
Esta noche habría que recordar la anterior:
del refugio a la cama, y de allí a lo sublime,
reírse cuando sientes que el infierno eres tú
entre vacíos, pero tuyo. No hay espacio,
ni queda la situación.
Así se hace el paraíso de la noche: Comer tacos y un té mágico.
A la hora, el dolor es la expresión pura
de lo que tienes qué hacer. Tu cuerpo espera,
vomitas saliva, el olor de tu boca se vuelve aire
y duermes en esa atmosfera real, verdadera, el aire
es aliento. Tus brazos cálidos, la frente de fuego,
el estomago es una caverna donde sentencia y fortuna han
seguido la voluntad, pues la voluntad te llama con la evidencia,
tu cuerpo te responde, y no habría de olvidar lo que dice.
Abandonar. El límite se ha logrado.
Pues esta noche habría que bailar
desde lo logrado.