Galileo

26 sept 2009

XII

Pienso en ti… descubro que entre las noches habita la sensación mortal de llegar a ti; de abrir tus manos con la mañana que asila el entorno de la distancia, tocarlas y saber que sin ti; todo esto es fantasía, que sin ti, sueño entre los gritos de un anciano bailando sobre las paredes de mi mente, que sin ti, sólo quedo lleno de nada. Descubro lo cerca que tus besos pueden estar, mientras oscilo el antifaz de mi cuerpo, desprendo músculos y carne; para quedar entre huesos, y ese esqueleto de aire, ríe entre la paz del infierno, reza entre las estrellas el deseo de tenerte toda una noche; un noche eterna, con las luces de tus besos y la sangre de tus caricias. Después descubres que el esqueleto otra vez tiene carne, que vive entre tus brazos y se retuerce entre tu cuerpo; y con gran avío y determinante sustento, lo asesinas entre la penumbra de la noche; descubres que mi cuerpo trasluce en los mantos de portales; toma forma de alma, toma forma de sueños, toma forma entre tus deseos; miles de minutos pasan sobre los segundos, resucito caminando entre tu cuarto, nadando entre tus brazos; te veo… te veo agitando la sorpresa, mientras cazando llevo tu figura entre recamarás ligeras. Y comienzo entre deseos, hasta que me canse los sueños.

El tiempo se detiene, el espacio nos contiene; cabalgamos entre los reinos de muertos, de noches, de dioses, de rosas sobre cielos. Y todo comienza entre deseos, hasta que me canse los sueños.

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