Galileo

5 sept 2009

Nadie a nada

Literarias noches a un recuerdo,
saltas a una vela suave,
la respiras hasta apagarse,
de la confusión has regresado
y en breves días llegarás al vacío;
sostén tu cuerpo caído,
que pretende bailar con lo que sucede;
¿no sabes que el odio es clave
entre las sonrisas que exprimes?,
un paraíso lejano te sostiene
y entre la alegría lo confundes;
no me interesa que llores al suspiro que tiene,
pero solemne eres cuando el engaño regrese.

Fría estatua de cariños lejanos,
te mueves desde la ciudad a tu casa,
esperando en un lecho cercano
una oración que cristalice tu sonrisa
a la orillas de tus sueños
para no romper la ilusión de su mano.

Sigue sus pasos perdidos,
ya es tarde para pedir olvido,
restriégate hasta el cielo;
que yo me quedaré al suelo.

Sé que no te importa
y que mis palabras son invisibles,
lectores fantasmas te aman
y sólo acabo odiado.

La luna va lenta,
y frente a tu cuarto se asoman noches:
tómalas, que después de nada,
todo está olvidado.

Suerte a los que te sueñan,
pero de nadie a nada tu corazón partido,
nadie a nada escuchará tu grito,
al exhalar tus labios,
cuando prendan de su olvido.

Quisiera decirte felicidades,
pero creo que hasta en su boca
sería un fastidio,
diviértete de lo pequeño;
al fin tu puedes hacerlo,
yo no me burlaré cuando llores como loca
con las lágrimas de quererlo,
créelo, que triste será cuando acabes
entre tu mismo odio
al maldecirlo.
Pero respira ahora
que no es necesario alivio,
cae desde su sonrisa
a su vida;
al fin tú sabes ser linda
con la partida.

Confusiones de suelo al desvelo,
piensas en él hasta el cielo,
pero de nadie a nada
salvará tu vida,
nadie a nada.

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