Galileo

25 abr 2009

Parábola del buen huevón

Cantan los apremios de mi deber, pero es esta vaga incertidumbre que me mueve al vicio y al ocio; tengo que estudiar entre los velos de la antiquísima ciencia, pero son estos inescrupulosos mantos del espejo que me llevan a perderme entre la diversión. Y entre pretextos paso el tiempo, buscando cualquier alegría que me mueva la responsabilidad a la orilla; y al final del día, el vacío al reproche me arrulla entre la noche. Di gran Dios, ¿Qué son estas rotundas acciones que llegan a esquivarme de la obligación? Sólo espero que tome acción entre esta disertación y acuda a los apremios que me llama la conciliación.

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