Son tres
y cuento menos.
En la alfombra de las piedras
un fantasma se leventa,
es el pasado que viene
a callar el futuro,
es el collar de la noche
que me dice que sueño.
Es un que repetido
en otro que.
Es el milenio que
la boca rota repite,
pronuncia: el dolor
está en el futuro.
Pues no se sabe en la vida
repetir el instante,
gozarlo, mirarlo sin miedo
y gozarlo.
Se mira hacia otro lado
por olvidar el centro,
el foco de la realidad
siempre está encendido
y cotidiano,
cotidiano,
cotidiano;
pero nunca
aburrido.
Me levanto los labios,
me levanto las uñas
sedientas
de otro tejido.
Pero no, no debe ser otro
tejido,
debe ser el mismo
con el que coso el alma
en la noche; y en ella,
demembrar las olas.
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