A veces se me olvidan las
palabras, olvido su arco donde las expresiones de esperanza resguardan su candor
a través de su rasgada alusión boreal; sé que aún dispongo de cifras para
hallar el selvático barro que refleja furias y constelaciones [profundo sé que
tu nombre de cristales resuena en su instante labrado de huellas], qué tornasol
viró su furia sobre mi rostro en busca de especulaciones [profuso sé que forjar
los ojos en estaciones lunares provoca emanaciones]. Hace rato he encendido un cigarro
porque tengo el corazón débil y los dientes frágiles; sí, lo he de aceptar, me
gusta untarme mi cabeza, me gustan la idea de poder volar al perder equilibrio
en las esquinas altas; ya no los desencuentros con la ceniza, el albor de los
días o los espejos donde no hallo descripciones; sé que todavía existe la
tensión de esa ola imaginada donde mis sucesos rayaran con el llano mar;
intento quedarme quieto cuando no recuerdo una palabra y cierro los ojos
esperando [no] deshacerme.
4 may 2019
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