Galileo

21 may 2012

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Quietud,
mueve los brazos
sorna en tus vellucos
luego la coma
la interrogante,
la falda
el cuerpo,
el tiempo,
la razón,
el manto.

La nada de un poema
está grabada en la imagen
transparente que logra la palabra.

Su voz
sólo viva
se entiende sin lectura,
depende de un doble sentido
que mira dentro del poema
la opción de intuir vida
donde la vida fue dicha
en los ojos del Phi de muerte.

Luego la adquisición
se hace hacia un sartén
donde un par de mariposas
se abren la lengua para introducir
esporas, virus, en sus sexos.

Me enamoro del calor
que se posa en el sueño
más desvivido.

La falda
el c u e r p o
t  i  e  m  p  de nada.

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