Jarrón de azúcar,
un gusano,
un rayo.
Jarrón de azúcar,
sonaja de sonidos,
te bebo y tú me comes.
Un gusano,
un rayo.
Yo soy el gusano
que rasga tu útero.
Un gusano,
un rayo.
Tú eres el rayo,
jarrón de azúcar
que envenena al gusano.
Y todo,
al final,
llueve:
granizo.
Me develo,
y me siento feo;
miro al espejo,
y sólo veo
un gusano,
un rayo.
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