Galileo

13 jun 2010

A un corazón desde mis latidos

He cansado al corazón bajo sus latidos, pero sólo sigo un ritmo, una oración que se mece entre el cielo y el infierno, cuándo se tiene que elegir cualquiera de los dos caminos. No hay más sendero sin que aparezcas, escúchalo, ritmo de timbales que cantan suburbios ángeles, oriundos de los de abajo, de los clavados por los que hicieron más ruido que otros con su sentimiento. Ese ritmo es el tuyo, no más que el tuyo, al único con el que todavía puedo verme. Sólo duerme con él, siéntelo vibrar. No cabe duda, así se escucha el infierno. Pero si lo cuento... sé que lo detendrás sólo para llorar en su silencio.

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