Galileo

26 ago 2009

Blancos deseos

Blancos deseos de mi vida
se esconden en una herida.

No quiero perderte,
pero ya estás inerte
bajo unos brazos ofuscos
que duran sólo unos segundos.

¿Qué pretendes encontrar al llegar a la salida?
¿Qué pretendes sin tu confusión caída?

Pero mujer: no olvides mis ojos
sobre la arena de tus sabanas,
que en cada noche brillarán
nebulosos.

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