Galileo

5 nov 2014

Primer navío desbordado

Provisto de la boca
amansada del beso,
con el amor temblando
entre manitas,
sí,
temblando entre manitas,
vi tus ojos y
todo fue reluciente,
nada de ciudad entre los
pasos que nos queda por pisar.
Entre la noche,
fingido todo
propósito en el vacío,
te despliego como
un ser volador
sin llegar al pájaro
para poder dormir.

Adiós, señorita,
Usted lo ha querido.

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