Según el aroma
y su anidación
por el coeficiente
paralelepípedo
de tus curvas,
calculo que tu sombra
puede llamarse Eva,
o quizá Pamela
o quizá
[adentrándose
a resquicios de sauna]
eres Mulier.
Tu sombra juega a despabilar
la zona de subterfugio
que hallo al alejarme.
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