Galileo

17 ago 2012

Odisea


La raja naufraga
tira de ola en ola
pero poco falta
para llegar al centro.

La piedra decía que
remando hacia cada sauce
de viento contradicho
se llegaba al páramo:
un atole de vainilla
acompañando a un mariachi.

Pero la raja ha
navegado,
quince nombres
le ha puesto
al sol a cada hora.

Y el centro se aleja
un poco más,
tan cerca de la raja
que el aleteo
parece ser un desfase
de espejos sobre el vello
y la raja.

Una lengua pasa y termina el huracán.

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