Para uno de los lacios de Tina y su fulgor diabla
H[
ala
los lindes
el café
recava de tu olor
el juego de sol
con el cabello
Las regiones invadidas
por una fútil falange
de caderas:
mas
el sol
rubizado
con la plexa intuición
de su energía
tímido
de no ofrecer
un sedimento linfático
al cuerpo de las ranas
que croan
en el pantano la espera
de su salto hacia el agua
para transfigurar el piral
reflejo de su vuelo
Si has de mirar
que sea desde el Cp. 11
donde nuestra
lengua quedo atada
en la noche
donde vislumbramos
la crecida torre
de las manos al palpitar
tu vientre:
qué ruborizado cuerpo se mantiene
sangrando en ti. nada
importa. Así que salgamos a partir las aguas
con el albor. leídos tus vientos, tu ala rebajada del cielo. Dígan que me equivoco
si con tu caída no bajaste el paraíso a bocas que no precipitaron un lenguaje
para decir los rubios tuyos. Nadie lo diga ni creeré los eclipses fuera de ti.
siento la emanación de tu vuelo y su olvido.